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COVID-19: el resumen semanal (6 al 12 de mayo de 2022)
Organización Mundial de la Salud: por la pandemia fallecieron 15 millones de personas en 2020 y 2021
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que la pandemia de COVID-19 mató a 14,9 millones de personas de manera directa e indirecta entre enero de 2020 y diciembre de 2021, más del doble de los 6,2 millones de decesos atribuidos al virus que informa el centro de recursos de Johns Hopkins University. El nuevo análisis incluyó aquellos fallecimientos derivados de la imposibilidad de acceso a prevención o tratamiento médico para otras patologías por la sobrecarga de los sistemas de salud.
“Estos datos aleccionadores no solo apuntan al impacto de la pandemia, sino también a la necesidad de que todos los países inviertan en sistemas de salud más resilientes que puedan sostener los servicios de salud esenciales durante las crisis, incluidos sistemas de información de salud más fuertes”, indicó Tedros Adhanom Ghebreyesus, Ph. D., director general de la OMS.
Cuarta dosis de vacuna ofrece refuerzo “sustancial” en anticuerpos y respuesta celular
La cuarta dosis de una vacuna de ARN mensajero contra la COVID-19 fortalece de manera “sustancial” tanto los anticuerpos como la inmunidad celular cuando se administra al menos seis meses después de la tercera dosis o primer refuerzo, según el estudio británico COV-BOOST, publicado en The Lancet Infectious Diseases. El hallazgo brinda evidencia adicional de la importancia de que las personas se den un segundo refuerzo “tan pronto como sean elegibles”, expresó el secretario de Salud británico, Sajid Javid. Por ahora Reino Unido indica esa aplicación a todos los mayores de 75 años, mientras que Estados Unidos bajó esa barra a los mayores de 50.
De todos modos subsisten interrogantes sobre la magnitud de los beneficios adicionales de aplicar ese segundo refuerzo de manera extendida y cada cuánto habría que hacerlo. En un reciente comentario en The Lancet Respiratory Medicine, autores de Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de Estados Unidos y de un centro colaborador de la OMS en Hong Kong argumentan que el intervalo de tiempo óptimo entre la vacunación básica contra la COVID-19 y las vacunas de refuerzo merece mucha más atención de la que se la ha dado hasta ahora. “Si COVID-19 se convierte en un virus endémico con circulación estacional, una distribución de dosis a intervalos de nueve o 12 meses podría proporcionar tanta protección como una vacunación más frecuente, por ejemplo, cada seis meses”, sostuvieron.
Técnicas de imágenes reflejan y “validan” secuelas neurológicas
Técnicas de imágenes podrían revelar un patrón característico de hipometabolismo cerebral en cerca de la mitad de los pacientes con síntomas neurológicos de COVID-19 persistente, lo cual sugiere que esos exámenes podrían complementar la evaluación clínica y también ayudarían a “validar” desde el punto de vista médico y social esas manifestaciones para un tratamiento adecuado, según un estudio multicéntrico francés sobre 143 participantes publicado en European Journal of Nuclear Medicine and Molecular Imaging.
En el estudio, la interpretación visual de imágenes por tomografía por emisión de positrones/tomografía computarizada con 18F-fluorodesoxiglucosa tomó en cuenta las regiones paramedianas frontobasales, el tronco encefálico y el cerebelo, que no son regiones hipometabólicas clásicas reportadas en otros trastornos frecuentes, como enfermedades neurodegenerativas y psiquiátricas.
En tanto, otro estudio canadiense presentado como preimpresión en medRxiv sugiere que los pacientes que declaran sentir fatiga después de una mediana de cuatro meses del diagnóstico positivo para SARS-CoV-2 tienen diferencias en el flujo sanguíneo cerebral en las regiones occipital y parietal respecto de aquellos que no manifiestan esa secuela.
Fin de una ilusión: Corea del Norte reconoce sus primeros casos de COVID-19
A Corea del Norte, un país tradicionalmente cerrado, no le costó demasiado clausurar sus fronteras con mayor determinación por la pandemia desde comienzos de 2020. Y la estrategia parecía haber dado resultado: según cifras de la OMS, el país no registraba contagios ni fallecimientos por COVID-19 y además ninguno de sus 25 millones de residentes fue vacunado. Para marzo casi 65.000 personas habían sido testeadas y todas dieron negativo. Pero el sueño se terminó esta semana: un brote de la subvariante BA.2 de ómicron fue detectado en la capital, Pyongyang, informaron medios del Estado.
El gobierno dispuso un estricto confinamiento a nivel nacional, mientras observadores internacionales temen que el país no cuente con recursos médicos suficientes para afrontar la crisis si los contagios se disparan. “Para que Pyongyang admita públicamente los casos de ómicron, la situación de salud pública debe ser grave. La audiencia interna del régimen de Kim Jong Un puede estar menos interesada en las pruebas nucleares o de misiles cuando la amenaza urgente involucra el coronavirus en lugar de un ejército extranjero”, comentó a AP Leif-Eric Easley, Ph. D., profesor de estudios internacionales en la Ewha Womans University, en Seúl, Corea del Sur.
Sobreinfecciones bacterianas multirresistentes en pacientes graves
Al menos en los primeros meses de la pandemia hubo una alta prevalencia de infecciones bacterianas multirresistentes secundarias en pacientes graves con COVID-19, según un estudio de cohorte retrospectivo que analizó 191 pacientes adultos asistidos entre marzo y mayo de 2020 en una unidad de cuidados críticos de un hospital privado de Río de Janeiro, Brasil, publicó la Revista do Instituto de Medicina Tropical de São Paulo.
En el estudio casi 30% de los pacientes presentó infecciones secundarias, sobre todo neumonías asociadas al ventilador (57,9%) y se relacionaron con mayor tiempo de estadía en cuidados críticos (40 frente a 17 días) y de necesidad de asistencia respiratoria mecánica. Los agentes etiológicos más frecuentes fueron Acinetobacter baumannii (28,9%; 96% multirresistentes), Pseudomonas aeruginosa (22,7%) y Klebsiella pneumoniae (14,4%).
¿Antipsicóticos de segunda generación reducen el riesgo de infección?
En personas con enfermedades mentales serias el uso de antipsicóticos de segunda generación se asocia con una reducción de 48% en el riesgo de COVID-19, siendo paliperidona el fármaco con mayor magnitud del efecto, según un estudio en JAMA Network Open sobre casi 2.000 pacientes hospitalizados en Estados Unidos de manera continua entre el 8 de marzo y el 1 de julio de 2020. En cambio, el consumo de ácido valproico se asoció con un aumento del riesgo de 33%.
En un editorial acompañante, Benedetta Vai, Ph. D., y el Dr. Mario Gennaro Mazza, de IRCCS Ospedale San Raffaele, en Milán, Italia, señalaron que la relación entre los psicofármacos y la COVID-19 sigue siendo objeto de debate, debido a los hallazgos inconsistentes. Y que se ignora si el supuesto efecto protector de los antipsicóticos de segunda generación está mediado por algún efecto sobre el sistema inmune o por acción antiviral directa.
¿Podría la terapia antiviral aliviar los síntomas de COVID-19 persistente?
Al menos dos pacientes con COVID-19 persistente declararon un alivio de sus síntomas tras recibir nirmatrelvir/ritonavir, el tratamiento antiviral de Pfizer, según un reporte de casos presentado en Research Square (sin revisión por pares) que se suma a evidencias previas en el mismo sentido. “Realmente necesitamos estudiar esto pronto, de manera sistemática, mediante ensayos aleatorizados”, declaró el autor principal, Dr. Michael Peluso, maestro en salud pública, profesor de Medicina de la University of California, en San Francisco (UCSF), en Estados Unidos.
El efecto del tratamiento podría explicarse, al menos parcialmente, por el hecho de que SARS-CoV-2 puede alojarse en el tracto digestivo y permanecer allí varios meses después de haber sido eliminado de los pulmones, señaló un estudio que detectó el ARN viral en materia fecal en 4% de los pacientes siete meses después de atravesar la fase aguda. “La presencia de material genético viral en el intestino podría ser un disparador para que el sistema inmunológico esté continuamente activo contra el virus y la reacción de nuestro sistema inmunológico puede ser la razón de los síntomas de COVID-19 persistente”, planteó la Dra. Ami S. Bhatt, profesora del Departamento de Medicina y Hematología de Stanford University, en Palo Alto, Estados Unidos.
Enfermedades psiquiátricas pos-COVID-19: la gravedad de la infección influye más que el patógeno
El riesgo de desarrollar nuevas enfermedades neuropsiquiátricas, como trastornos de ansiedad, demencias, depresión y trastorno bipolar, aumenta de manera sustancial pero no es mayor después de COVID-19 que después de otras infecciones respiratorias agudas graves, lo que sugiere que la gravedad del cuadro influye más que el microorganismo patógeno involucrado, publicó JAMA Psychiatry.
Los autores del estudio, liderado por el Dr. Peter Watkinson, del Departamento de Neurociencias Clínicas de University of Oxford, en Oxford, Reino Unido, analizaron registros médicos electrónicos de 8,3 millones de adultos, incluidos 16.679 (0,02%) que sobrevivieron a un ingreso hospitalario por una infección respiratoria aguda grave y 32.525 (0,03%) que sobrevivieron a una hospitalización por COVID-19.
Peginterferón lambda, nueva terapia en el horizonte
Una única aplicación subcutánea de un tipo de interferón conjugado con polietilenglicol, peginterferón lambda, redujo a la mitad el riesgo de hospitalización o tratamiento en la sala de emergencia de adultos ambulatorios con COVID-19 y riesgo de progresión a enfermedad grave, según datos de un estudio aleatorizado de fase 3 (TOGETHER) sobre más de 1.900 participantes, la mayoría vacunados.
A diferencia de los tratamientos antivirales que apuntan contra el virus SARS-CoV-2, peginterferón lambdaestimula respuestas inmunes que son cruciales para la protección del hospedador, con un mecanismo de acción que es poco probable que se vea socavado por ómicron u otras variantes, informó la compañía productora, Eiger BioPharmaceuticals, en Palo Alto, Estados Unidos, que va a solicitar la aprobación para uso de emergencia de la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
El páncreas es un “objetivo” del virus SARS-CoV-2
Con presencia del receptor de la enzima convertidora de angiotensina 2 en las células endocrinas y exocrinas del páncreas, el órgano “es un objetivo de la infección por SARS-CoV-2 y la afectación de las células beta pancreáticas podría contribuir a la desregulación metabólica observada en pacientes con COVID-19”, incluyendo aumento de hiperglucemia, resistencia a la insulina y cetoacidosis, declaró en un congreso en España el Dr. Alexander Kleger, jefe del Departamento de Pancreatología de la Clínica de Medicina Interna de la Universität Ulm, en Ulm, Alemania.
El Dr. Kleger reveló que la infección por el coronavirus es más duradera en el páncreas de la que se verifica en los pulmones, pero todavía no están claros los mecanismos de su efecto. “Algo pasa, pero aún no somos capaces de entender totalmente qué es. Lo que sí se puede afirmar en base a los numerosos trabajos realizados es que la COVID-19 produce una desregulación metabólica que a su vez favorece el desarrollo de una diabetes en pacientes sin historia de esta enfermedad”, señaló.
La última esperanza de hidroxicloroquina: la inteligencia artificial
La evidencia es contundente: hidroxicloroquina no es efectiva para prevenir o tratar COVID-19 a nivel general. Sin embargo, como se desprende de estudios conducidos por la Dra. Carolina García Vidal en el Hospital Clinic de Barcelona, España, algoritmos de aprendizaje automático (inteligencia artificial) podrían ser capaces de analizar distintas características de los pacientes y eventualmente identificar un subgrupo que podría beneficiarse con este u otros fármacos, postuló el Dr. Guillaume Béraud, infectólogo del Centre Hospitalier Universitaire (CHU) de Poitiers, en Poitiers, Francia.
“El problema es que en Francia la discusión se ha polarizado tanto, que en cualquier caso nadie hará estudios serios sobre hidroxicloroquina, al menos, ciertamente no yo, porque sabemos que nos expondremos a ser demolidos. Pero si tuviéramos un discurso un poco más sereno sobre cómo probar los fármacos, tal vez haya un pequeño subgrupo de pacientes, que seguramente no es enorme, nada milagroso, pero para el cual podría haber un pequeño beneficio. Y creo que es interesante usar este algoritmo para identificar pacientes sin juicios a priori“, manifestó.
Ivermectina y COVID-19: los estudios retractados ya llegaron a la docena
Un ensayo clínico “piloto” sobre 32 pacientes conducido en Brasil y publicado en 2021 en Toxicology Reports, que sugería que el tratamiento con ivermectina en pacientes con COVID-19 leve reducía la carga viral y el tiempo para obtener una prueba negativa, se convirtió en el decimosegundo sobre el uso del fármaco en COVID-19 que fue retractado por deficiencias metodológicas o engaños desde mayo de 2020, sumando los que figuran en el listado de Retraction Watch y el escandaloso estudio “cuasiexperimental” mexicano en SocArXiv.
La retractación fue solicitada por el editor fundador de la publicación debido a que los hallazgos no son confiables. Entre otras razones enunciadas, “el diseño experimental de este estudio carece de detalles suficientes para algunos de los métodos y enfoques, utiliza análisis estadísticos inapropiados o inadecuados y presenta una interpretación de datos poco clara”.
Créditos: Comité científico Covids