Medical Health Cluster

25 septiembre, 2024

El desafío de la inteligencia artificial en la práctica médica

Como médico, me inquieta la creciente dependencia de la inteligencia artificial (IA) en nuestra práctica diaria. No se puede negar que la inteligencia artificial ha transformado la medicina (y el resto de disciplinas), ofreciendo herramientas que pueden mejorar los diagnósticos, personalizar tratamientos y agilizar procesos administrativos. Sin embargo, también he sido testigo de cómo esta tecnología, cuando no se usa de manera adecuada, puede poner en riesgo la calidad de la atención y la seguridad de los pacientes. En una profesión donde cada decisión puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, el uso ético y responsable de la inteligencia artificial es crucial.

La medicina es una ciencia que va más allá del conocimiento técnico, es una disciplina que requiere juicio clínico, muchísima empatía y un profundo entendimiento del ser humano. Sin embargo, hoy en día, he observado cómo muchos profesionales abusan (bajo mi punto de vista) de herramientas de inteligencia artificial para tomar decisiones que, en última instancia, deberían basarse en una evaluación clínica integral y en la experiencia acumulada. Esta dependencia no solo limita nuestro desarrollo como profesionales, sino que también puede reducir la calidad del cuidado que ofrecemos.

Un ejemplo preocupante es el uso de la inteligencia artificial para la toma de decisiones diagnósticas sin una supervisión adecuada. Todos sabemos que existen, por ejemplo, algoritmos diseñados para identificar patrones en imágenes médicas y éstos son usados como la única fuente de diagnóstico, dejando de lado la evaluación médica completa y la correlación clínica. Esto no solo puede llevar a diagnósticos incorrectos, sino que también puede deshumanizar el proceso médico, relegando al paciente a un simple conjunto de datos.

Por otro lado, la inteligencia artificial ha permitido avances impresionantes en áreas como la telemedicina, la monitorización remota y la medicina personalizada. Pero estos beneficios solo se materializan cuando se integran con el conocimiento y la experiencia humana de manera ética. La medicina no es solo ciencia de datos, es una práctica profundamente humana que no puede ser delegada a una máquina sin una evaluación crítica y consciente.

Además, es preocupante ver cómo la inteligencia artificial está empezando a reemplazar habilidades fundamentales en la formación de los médicos. La tecnología se está utilizando no solo para realizar diagnósticos, sino también para resolver muchas de las tareas académicas, restando importancia al proceso de aprendizaje y al desarrollo de habilidades críticas. En muchas facultades de medicina, los estudiantes podrían estar acostumbrándose a confiar en aplicaciones y algoritmos para resolver problemas que deberían abordar de manera analítica y reflexiva. Este patrón de comportamiento, si no se corrige, nos conducirá a formar profesionales que carezcan de las competencias necesarias para ejercer una medicina de calidad.

Creo que este es uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los futuros profesionales sanitarios: la falta de formación sobre el uso ético de la inteligencia artificial. Los médicos y estudiantes debemos ser educados no solo en cómo utilizar estas herramientas, sino también en cuándo y por qué no deberían depender exclusivamente de ellas. Por todo eso, considero totalmente necesario un marco ético claro que guíe el uso de la inteligencia artificial en la medicina, estableciendo límites y definiendo responsabilidades. Es fundamental que los médicos mantengamos nuestro compromiso con el aprendizaje continuo, la práctica clínica y el desarrollo de habilidades interpersonales.

La inteligencia artificial puede ser una herramienta poderosa, pero nunca debe sustituir nuestro juicio clínico. Debemos ser críticos y conscientes de los riesgos asociados con su uso excesivo o inadecuado. Si como profesionales no somos capaces de establecer estos límites y utilizar la tecnología de manera responsable, corremos el riesgo de deshumanizar nuestra práctica y, en última instancia, poner en peligro la salud de nuestros pacientes. Tanto es así que considero que debemos asegurar que la tecnología esté al servicio de la medicina y no al revés. Se debe regular el uso de la inteligencia artificial para ser vista como un aliado, no como un reemplazo de la pericia humana. Como médicos, es nuestro deber velar por que el futuro de la medicina esté guiado por los principios éticos que siempre han sido el pilar de nuestra profesión.

Dr. Ángel Benegas. Médico General.


Fuente: https://www.univadis.es/viewarticle/el-desaf%C3%ADo-inteligencia-artificial-pr%C3%A1ctica-2024a1000h81?uuid=514f661a-f936-426c-b675-245f961eca69&_gl=1%2a1sretzb%2a_up%2aMQ..%2a_ga%2aNzg0Njk0MjgzLjE3MjczMDM2NTM.%2a_ga_BR3MV9G8Q9%2aMTcyNzMwMzY1My4xLjAuMTcyNzMwMzY1My4wLjAuMA..

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