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2 marzo, 2024

COVID-19 persistente en México: estudio encuentra que las vacunas protegen y las reinfecciones aumentan riesgo de secuelas

En el primer estudio que caracteriza la epidemiología de COVID-19 persistente en México se encontró que el número de dosis de vacuna, en comparación con los individuos no vacunados, mostró un efecto protector; y, además, la reinfección aumentó el riesgo de COVID-19 persistente.[1]

El análisis retrospectivo estimó bajo distintas definiciones (tabla 1) la prevalencia y algunos determinantes de COVID-19 persistente en adultos mayores de 20 años en México durante 2022; se publicó recientemente en The Lancet Regional Health-Americas por el Dr. Omar Yaxmehehen Bello-Chavolla y sus colaboradores del Instituto Nacional de Geriatría (INGER), la Facultad de Medicina de la UNAM y el Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez.[1]

Los resultados de los datos representativos nacionales obtenidos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua 2022 (ENSANUT Continua 2022) destacan que:[1,2]

  • 12,44% de quienes tuvieron COVID-19 informaron al menos un síntoma persistente luego de la infección, siguiendo la definición de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
  • 4,67% de la población general desarrolló COVID-19 persistente, mientras que 21,21% de quienes habían tenido diagnóstico previo de COVID-19 desarrollaron secuelas, según la definición del National Institute for Health and Care Excellence (NICE) del Reino Unido.
  • 2,02% experimentó sus formas más graves, usando un puntaje igual o mayor a 12 para identificar a pacientes con COVID-19 persistente.

Tabla 1. Distintas definiciones de COVID-19 persistente, también conocido como síntomas posagudos de COVID-19 (PASC)

Definición de COVID-19 persistente (PASC) Descripción
Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos Presencia de al menos un síntoma persistente que dura cuatro o más semanas desde el inicio del COVID-19 agudo.
National Institute for Health and Care Excellence (NICE) de Reino Unido Presencia de al menos un síntoma persistente que dura 12 o más semanas desde el último diagnóstico de COVID-19.
Organización Mundial de la Salud (OMS); a través de consenso Delphi Presencia de al menos un síntoma persistente que dura 12 o más semanas desde el último diagnóstico de COVID-19 y que no puede ser explicado por otro diagnóstico.
Puntaje de PASC (síndrome pos-COVID-19 positivo), desarrollado por Thaweethai y cols. basado en los síntomas autonotificados por los pacientes con datos del estudio RECOVER[2] COVID-19 persistente se define a partir de 12 o más puntos según los síntomas notificados para individuos que cumplen con la definición de la OMS. En este estudio se utilizó el puntaje de PASC para individuos que cumplían la definición de los CDC de Estados Unidos, considerándolo como una medida de la gravedad del COVID-19 persistente.[1]

Tabla elaborada con base en la original publicada en el artículo en referencia y bajo autorización del autor principal.[1]

Dr. Omar Yaxmehehen Bello-Chavolla

En entrevista exclusiva para Medscape en español, el autor principal del estudio, Dr. Omar Yaxmehehen Bello-Chavolla, investigador en ciencias médicas del Instituto Nacional de Geriatría (INGER), explicó: “A pesar de que aún no se tiene consenso sobre la definición de COVID-19 persistente, los síntomas más frecuentes hallados en el estudio fueron fatiga, dolor musculoesquelético, dolor de cabeza, tos, pérdida del olfato o gusto, fiebre, malestar posesfuerzo (PEM), niebla cerebral, ansiedad y dolor de pecho, con una gran proporción de las personas con COVID-19 persistente (28,6%) reportando síntomas más allá de los 6 meses”.

“Por su parte, 14,05% de los que tenían COVID-19 persistente [de acuerdo con la definición del NICE de Reino Unido] reportaron síntomas incapacitantes, mientras que 45,38% de quienes tuvieron un [puntaje] de PASC igual o mayor a 12 experimentaron síntomas incapacitantes. [Esto sugiere] que, con la alta circulación actual del virus y con millones de recuperados, COVID-19 persistente es un problema de salud pública relevante en México”, recalcó.

Prevalencia, síntomas y características en México

El Dr. Bello-Chavolla comentó que el estudio pudo llevarse a cabo gracias a que la ENSANUT Continua 2022, que contiene una muestra representativa de los habitantes del país, incluyó en su cuestionario preguntas sobre COVID-19 y sobre la presencia de síntomas de secuelas de la enfermedad, con lo que se pudo obtener información preliminar acerca de la prevalencia de COVID-19 persistente en México y algunos de sus determinantes.

Con la transición hacia la endemicidad, es importante resaltar que la mayor prevalencia de COVID-19 persistente, como lo define el NICE de Reino Unido, se asoció a las reinfecciones, a síntomas depresivos y a vivir en estados del país con mayores inequidades sociodemográficas, y que la prevalencia, especialmente de las formas más graves de COVID-19 persistente detallado también por NICE de Reino Unido, disminuyó tanto en personas que se habían vacunado contra el SARS-CoV-2 al menos con una dosis y sin importar con cuál vacuna, como en personas que se contagiaron cuando predominó la variante ómicron. “[Hacemos] por ello un llamado a promover la vacunación y a tratar de evitar reinfecciones por COVID-19, ya que incluso en vacunados la reinfección aumenta el riesgo de desarrollar PASC”, destacó el especialista.

En este estudio, el primero en buscar la prevalencia de COVID-19 persistente en México usando una muestra nacional representativa con más de 24.434 personas adultas de más de 20 años (que por la característica de la muestra puede expandirse a 85.521.661 habitantes del país), las y los autores utilizaron las respuestas de 5.211 individuos que informaron haber recibido un diagnóstico de COVID-19 por personal médico (que puede expandirse a 3.990.011 personas adultas mexicanas afectadas) y encontraron una prevalencia de 1 en cada 5 (21,21%) con COVID-19 persistente.

Sin embargo, usando los resultados de serología que analizó anticuerpos a la proteína N del virus para confirmar infección previa por el SARS-CoV-2 en 4.898 participantes (que puede expandirse a 85.098.924 personas adultas mexicanas) y descartando a las personas que informaron haber recibido la vacunación con CoronaVac de Sinovac, el equipo de autores encontró una seroprevalencia más representativa y menor, de 1 en 20 personas (4,67%) con COVID-19 persistente, porque incluía también a personas con COVID-19 leve o moderado (y no solamente a los que acudieron a consulta médica).

Además, “dado que ENSANUT Continua 2022 incluye preguntas de otros indicadores, se pudo encontrar que COVID-19 persistente se presenta con mayor prevalencia en mujeres y en el grupo etario de entre 50 y 60 años”, acotó el Dr. Bello-Chavolla.

Y, al analizar la prevalencia de COVID-19 persistente en diferentes regiones de México se encontró una asociación entre la desigualdad socioeconómica y el riesgo de desarrollar secuelas. Aquellos estados con mayor brecha, medida por el índice de rezago social de CONEVAL, tuvieron mayor prevalencia de COVID-19 persistente según los criterios de los CDC de Estados Unidos, menor cobertura de vacunación y mayor prevalencia de diabetes e hipertensión que los estados con menor brecha socioeconómica. Las y los autores encontraron que la mayor prevalencia de secuelas según COVID-19 persistente definido por NICE de Reino Unido está en individuos que viven en la Ciudad de México y el estado de México, así como en la región peninsular, mientras que la región norte tuvo menor prevalencia de secuelas por COVID-19 (figura 2).

Figura 2. Prevalencia de COVID-19 persistente con puntaje mayor de 12 en personas mayores de 20 años en México; figura elaborada para Medscape en español, cortesía Dr. Bello-Chavolla.

Una instantánea de COVID-19 persistente en México

Dra. Angélica Cuapio

Por su parte, la Dra. Angélica Cuapio, investigadora en inmunología del Karolinska Institutet en Solna, Suecia, que no participó en este estudio pero es una de las autoras del primer metanálisis sobre la prevalencia mundial de COVID-19 persistente comentó:[3] “Al usar datos representativos a nivel nacional, este estudio contribuye de forma robusta al entendimiento de las características y prevalencia de COVID-19 persistente en población adulta en México y destaca la importancia de [vigilar] continuamente esta prevalencia para comprender mejor su impacto a largo plazo en la salud pública y en la calidad de vida de los afectados para hacer mejor planeación, asignación de recursos y desarrollo de guías de intervención en México y países latinoamericanos”.

“La recomendación para el personal de salud y los médicos de atención primaria y secundaria”, agregó el Dr. Bello-Chavolla, “es que es importante no ignorar los síntomas persistentes que reportan los pacientes y tratar de evaluarlos según el score de RECOVER para identificar a aquellos con más de 12 puntos y que tienen COVID-19 persistente más grave, para poderlos referir con especialistas”.

Patrones, limitaciones y próximos pasos

Además, el Dr. Bello-Chavolla destacó que “entre la heterogeneidad de los síntomas” del COVID-19 persistente se identificaron cuatro patrones para la estrategia más adecuada de manejo y tratamiento: “El primer grupo corresponde principalmente a pacientes con dolor musculoesquelético y tos; el segundo está caracterizado por fatiga, cefalea y disnea; el tercero por ageusia, anosmia y fatiga, y el cuarto por fatiga y síntomas neurocognitivos, como la niebla cerebral y los trastornos del sueño”.

Asimismo, el investigador comentó que, aunque hace falta mucho para comprender con mayor detalle la sintomatología de los pacientes con COVID-19 persistente, el hallazgo de COVID-19 persistente incapacitante en estos cuatro grupos con patrones de presentación es de interés. Por ejemplo, aquellos del grupo 1 tenían mayor frecuencia de diabetes, hipertensión y en su mayoría vivían en regiones con mayor brecha sociodemográfica; en el grupo de patrones de síntomas 2 había más mujeres afectadas, y en el tercero fue predominante la población más joven, de regiones de menor brecha social y con más consumo de tabaco.

Es importante aclarar que a pesar de que el presente estudio cuenta con una muestra representativa nacional, una de sus limitantes más importantes es que, por la estructura del cuestionario usado, no se tuvo un grupo de control. A futuro, el equipo autoral espera obtener en otras fuentes de datos o futuras publicaciones de la ENSANUT información suficiente para contar con grupos de control, ya que quizás estos resultados están sobrenotificados. Asimismo, queda pendiente estudiar la prevalencia de COVID-19 persistente en población mexicana menor de 20 años.

“Como siguientes pasos, además de la importancia de ya delimitar la definición usada para diagnosticar y estudiar COVID-19 persistente, específicamente en México, sería muy valioso promover que exista la vigilancia epidemiológica de los pacientes [que viven con] COVID-19 persistente, como lo hacemos con otras afecciones crónicas, para conocer mejor sus características y evolución”, sugirió el Dr. Bello-Chavolla. Finalmente, para diseñar mejores estrategias falta conocer a mayor profundidad la afectación a la calidad de vida de las personas que viven con el espectro inmenso de las secuelas de COVID-19 en México y el mundo.


Fuente: https://espanol.medscape.com/verarticulo/5912091?src=#vp_1

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