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29 diciembre, 2021

Cefalea, anosmia y ageusia fueron las manifestaciones neurológicas más comunes en pacientes mexicanos hospitalizados por COVID-19

GUADALAJARA, MEX. Investigadores realizaron un estudio retrospectivo donde analizaron las manifestaciones neurológicas de 1.040 pacientes hospitalizados con neumonía por COVID-19 entre el 1 de abril de 2020 y el 30 de septiembre de 2020 en el Centro Médico Nacional “20 de noviembre” y su asociación entre variables demográficas, clínicas y bioquímicas, así como los desenlaces de estos internamientos, incluido la muerte.[1]

Dra. Silvia García

“La COVID-19 es una enfermedad que si bien afecta de manera muy importante el aparato respiratorio, realmente es un virus bastante ubicuo que podemos encontrarlo en cualquier lado, entonces nosotros nos dimos a la tarea de evaluar las manifestaciones neurológicas y ver cómo afectaban el desenlace de estos pacientes”, comentó a Medscape en español la Dra. Silvia García, jefa de investigación clínica del Centro Médico Nacional “20 de noviembre”, coautora del estudio.

De acuerdo con los resultados de su análisis el 31,25% de los pacientes falleció mientras que el 79,42% presentó síntomas neurológicos, incluyendo cefalea (80,62%), anosmia (32,20%), ageusia (31,96%), miopatía (28,08%), desorientación (14,89%), encefalopatía (12,22%), neuropatía (5,4%). %), ictus (1,3%), convulsiones (1,3%), hemorragia cerebral (1,08%), encefalitis (0,84%), trombosis venosa central (0,36%) y hemorragia subaracnoidea (0,24%).

Factores asociados a complicaciones neurológicas o muerte

La neuróloga explicó que uno de los objetivos del estudio fue diseñar un perfil para ayudar a predecir los pacientes con mayor riesgo de desarrollar complicaciones neurológicas y muerte después de la infección por COVID-19, “analizamos cuáles se asociaban a desarrollar enfermedades neurológicas y cuáles se asociaban al fallecimiento de los pacientes; dentro de los primeros encontramos que aquellos pacientes que venían con mucha dificultad para respirar tenía mayor cantidad de complicaciones neurológicas, también cuando tenían enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o cuando recibían del apoyo de un respirador o tenían una hospitalización prolongada o los niveles de fibrinógeno, una molécula que se evalúa para ver la gravedad de la enfermedad, solían tener mayores manifestaciones neurológicas”, detalló.

En tanto, los factores que se asociaron a un mayor fallecimiento fueron el apoyo de un respirador, el manejo de medicamentos para mantener los signos vitales, lesiones en algún pulmón y en los casos que requerían apoyo de la Unidad de Cuidados Intensivos.

“Las manifestaciones neurológicas qué más se asociaron a fallecimiento fueron aquellas personas que se desorientaban o tenían todo un cuadro de encefalopatías, como fenómenos de delirio, alteraciones en su cognición, aquellos que presentaban neuropatías, es decir afectación de los nervios periféricos, también morían un poco más los varones; cuando tenía obesidad grado tres, eso que llamamos obesidad mórbida, y finalmente, como ustedes lo saben, las personas que eran mayores”, destacó la Dra. García.

Los autores del estudio refieren que en las primeras investigaciones respecto a la relación de la COVID-19 con síntomas neurológicos el porcentaje detectado fue menor posiblemente debido a la falta de conciencia para identificar síntomas neurológicos sutiles en ese momento. Sin embargo, los porcentajes de los síntomas neurológicos en estudios con cohortes de pacientes hospitalizados en China, Italia, Egipto, Turquía, España y Estados Unidos fueron menores a los encontrados en este estudio en México, “en general contabilizamos mayor número de síntomas neurológicos”, refirió la Dra. García.

Síntomas principales y trastornos asociados

Dr. Roberto Sanromán Tovar/Fuente: SSA

“Lo que hemos leído en muchos reportes es justamente que los síntomas principales podríamos dividirlos en la fase aguda, cuando el paciente tiene sintomatología respiratoria y en la segunda parte podríamos hablar de los síntomas inmediatos, cuando estuvo hospitalizado, por ejemplo, se recuperó de COVID-19 y en las siguientes ocho o 12 semanas, puedes tener algunos síntomas como dolor de cabeza o anosmia, pero también se han observado síntomas desde el punto de vista emocional como ansiedad y depresión”, señaló a Medscape en español el Dr. Roberto Sanromán Tovar, médico neurólogo pediatra del Hospital General de Occidente, en Zapopan, México, quien no participó en el estudio.

El clínico se refirió a que también se han identificado algunos trastornos de personalidad, de memoria, incluso algunos trastornos de sueño, “evidentemente después de estar en una sala de cuidados intensivos, por eso lo vemos también muy asociado a personas que salen después de dos, tres o cuatro semanas de estar entubados, con catéteres, estos síntomas pudieran tener que ver con la infección por COVID-19 sí, pero también pueden tener que ver con la condición de gravedad y el estrés postraumático que ocurre después de una condición de estar grave”, argumentó el Dr. Sanromán.

Además de lo anterior, el SARS-CoV-2 produce inflamación que puede afectar el sistema de coagulación y puede generar un estado protrombótico, “si la coagulación se altera por alguna condición, en este caso por la infección por SARS-CoV-2, puede generar un fenómeno procoagulante y eso puede generar la posibilidad de trombosis a varios órganos, como el cerebro”, puntualizó el Dr. Sanromán.

Limitaciones de la investigación

La Dra. García reconoció que la investigación que realizaron se centró en la etapa aguda de la enfermedad, es decir, cuando los pacientes estaban enfermos de COVID-19, “ahora sí se sabe, es algo denominado COVID-19 persistente, que estos pacientes pueden mantener trastornos durante varios meses, incluso una vez que se ha negativizado el estudio que identifica directamente al virus, se ha visto que hay algunos trastornos que se mantiene en un grupo muy pequeño de enfermos, habitualmente problemas para la cognición donde la memoria reciente se ve afectada, tienen problemas para recordar o para nominar, es decir, llamar a las cosas por su nombre”.

La investigadora enfatizó que todavía es muy pronto para determinar con certeza si estos daños son reversibles o cuáles serán los impactos a largo plazo de estas manifestaciones neurológicas, pero piensan darle seguimiento a su investigación en un futuro cercano.

“Sí tenemos planeando darle un seguimiento a estos pacientes que tuvieron buenos resultados al final para ver a uno o dos años qué fenómenos neurológicos se perpetuaron o bien si aparecieron otros, pero aún estamos pronto ahora para hacer esas estimaciones con elementos científicos”, concluyó.

https://espanol.medscape.com/verarticulo/5908301#vp_1


Créditos: Comité científico Covid

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