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22 junio, 2023

El alcohol podría frenar la señalización del estrés en el cerebro y proteger el corazón

¿Puede el consumo ligero o moderado de alcohol asociarse a un menor riesgo de enfermedad cardiovascular? Un nuevo estudio publicado en Journal of the American College of Cardiology aporta nuevas ideas al informar que el consumo ligero o moderado de alcohol se asoció a un menor número de eventos cardiovasculares adversos mayores, esto en parte por la disminución de la señalización del estrés en el cerebro.[1]

No existe un nivel seguro de consumo de alcohol.  
Dr. Ahmed Tawakol

Además, el beneficio con respecto a los eventos cardiovasculares adversos mayores fue más pronunciado en personas con antecedentes de ansiedad, una afección asociada a una mayor señalización del estrés en el cerebro. Sin embargo, los aparentes beneficios para la enfermedad cardiovascular implicados en el consumo ligero o moderado se vieron contrarrestados por un mayor riesgo de cáncer.

“No existe un nivel seguro de consumo de alcohol”, dijo a Medscape Noticias Médicas el autor principal y cardiólogo Dr. Ahmed Tawakol, codirector del Centro de Investigación de Imágenes Cardiovasculares del Massachusetts General Hospital, en Boston, Estados Unidos. “Observamos riesgo de cáncer incluso en el nivel en que observamos cierta protección contra las cardiopatías. Y las cantidades más elevadas de alcohol aumentan sin duda el riesgo de cardiopatía”.

Clara relación mecanicista

El estrés crónico se asocia a los eventos cardiovasculares adversos mayores a través de la actividad de la red neuronal relacionada con el estrés. El consumo ligero o moderado de alcohol se ha relacionado con un menor riesgo de eventos cardiovasculares adversos mayores, pero aún no se han esclarecido los mecanismos que subyacen a esta conexión.

“Sabemos que cuando se activan los centros neuronales del estrés, se desencadenan cambios descendentes que dan lugar a enfermedades cardiacas. Y hace tiempo que sabemos que el alcohol reduce el estrés a corto plazo, por lo que nos planteamos la hipótesis de que tal vez el alcohol afecta a esos sistemas de estrés de forma crónica y eso podría explicar sus efectos cardiovasculares”, explicó el Dr. Tawakol.

En el estudio participaron unos 53.000 adultos (edad promedio: 60 años; 60% mujeres) del Mass General Brigham Biobank. Los investigadores evaluaron en primer lugar la relación entre el consumo ligero o moderado de alcohol y los eventos cardiovasculares adversos mayores tras ajustar una serie de factores genéticos, clínicos, de estilo de vida y socioeconómicos.

Durante un seguimiento promedio de 3,4 años, 1.914 personas presentaron eventos cardiovasculares adversos mayores. El consumo de alcohol ligero o moderado (en comparación con nulo o mínimo) se asoció a un menor riesgo de eventos cardiovasculares adversos mayores (hazard ratio [HR]: 0,786; intervalo de confianza [IC] de 95%: 0,717 a 0,862; p < 0,0001) tras ajustar con respecto a factores de riesgo cardiovascular.

A continuación, los investigadores estudiaron a un subgrupo de 713 individuos que se habían sometido previamente a una tomografía por emisión de positrones o tomografía computarizada cerebral (principalmente para la vigilancia del cáncer) con el fin de determinar el efecto del consumo ligero o moderado de alcohol sobre la red neuronal relacionada con el estrés en reposo.

Descubrieron que el consumo ligero o moderado de alcohol se correlacionaba con una disminución de la red neuronal relacionada con el estrés (beta estandarizada: -0,192; IC 95%: -0,338 a 0,046; p = 0,01). Una menor red neuronal relacionada con el estrés medió parcialmente el efecto beneficioso de la ingesta de alcohol ligera o moderada sobre el riesgo de eventos cardiovasculares adversos mayores (odds ratio [OR]: -0,040; IC 95%, -0,097 a -0,003; < 0,05).

El consumo ligero o moderado de alcohol se asoció con una mayor disminución del riesgo de eventos cardiovasculares adversos mayores en los individuos con antecedentes de ansiedad (HR: 0,60; IC 95%: 0,50 a 0,72, frente a HR: 1,78; IC 95%: 0,73 – 0,80; = 0,003).

Los coautores de un editorial afirmaron que el descubrimiento de un “nuevo posible mecanismo de acción” de por qué el consumo ligero o moderado de alcohol podría proteger el corazón “merece una mayor atención en futuras investigaciones”.[2]

Sin embargo, el Dr. Giovanni de Gaetano, del Departamento de Epidemiología y Prevención del Istituto di Ricovero e Cura a Carattere Scientifico del Istituto Neurologico Mediterraneo (IRCCS NEUROMED) en Pozzilli, Italia, subrayó que las personas que consumen alcohol no deben “sobrepasar los límites de dosis diaria recomendada establecidos en muchos países y que ningún abstemio debe empezar a beber, ni siquiera con moderación, con el único propósito de mejorar sus resultados de salud”.

El Dr. Tawakol y sus colaboradores afirmaron que, dados los efectos adversos del alcohol sobre la salud, como el mayor riesgo de cáncer, se necesitan nuevas intervenciones que tengan efectos positivos sobre la neurobiología del estrés pero sin los efectos nocivos del alcohol. Para ello, están estudiando el efecto del ejercicio, las intervenciones para reducir el estrés, como la meditación, y la farmacoterapia sobre las redes neuronales asociadas al estrés, y cómo podrían inducir beneficios cardiovasculares.

El Dr. Tawakol dijo a Medcape Noticias Médicas que “otro mensaje importante es que la ansiedad y otras afecciones relacionadas, como la depresión, tienen consecuencias realmente importantes para la salud, como el aumento de eventos cardiovasculares adversos mayores. Intervenciones más seguras que reduzcan la ansiedad pueden llegar a reducir muy bien el riesgo de cardiopatías”.

 


Fuente: https://espanol.medscape.com/verarticulo/5911044#vp_1

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