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Ayuno intermitente
El potencial del ayuno intermitente como intervención ha suscitado muchas investigaciones recientes. En nuevos estudios se ha examinado su posible papel en la enfermedad hepática por hígado graso no alcohólico (EHGNA), la diabetes de tipo 2 y la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE). Sin embargo, algunos hallazgos indican que esta práctica cada vez más difundida también puede tener un aspecto negativo peligroso. En lo que respecta al ayuno intermitente y la enfermedad hepática por hígado graso no alcohólico, las noticias parecen ser bastante positivas (ver Infografía).
En el estudio, 80 pacientes con enfermedad hepática por hígado graso no alcohólico fueron aleatorizados durante 3 meses de seguimiento a una de las siguientes cuatro estrategias de estilo de vida: ayuno en días alternos, ejercicio aeróbico, ambas o ninguna. Los participantes tenían de 23 a 65 años (promedio: 44 años) y 81% eran mujeres. La mitad eran hispanoamericanos, 30% negros, 11% blancos y 9% asiáticos. Tenían un peso promedio de 99 kg y un índice de masa corporal (IMC) medio de 36 kg/m2. El criterio de valoración principal fue el cambio en el contenido de triglicéridos intrahepáticos con respecto al valor inicial. Estos se redujeron significativamente más en el grupo asignado a la intervención combinada (-5,48%) que en el grupo que sólo hizo ejercicio (-1,30%; p = 0,02) o en el grupo de control (-0,17%; p < 0,01). También fue mayor que en el grupo que sólo ayunó, aunque el resultado no fue significativo (-2,25%; p = 0,05).
Otro estudio realizado en China ha mostrado que el ayuno intermitente puede inducir la remisión de la enfermedad en pacientes con diabetes de tipo 2. En el pequeño ensayo controlado aleatorizado se observó que 47% de los 36 pacientes del grupo asignado al ayuno alcanzaron la remisión (hemoglobina glucosilada media: 5,66%) tras 3 meses de intervención más 3 meses de seguimiento, frente a solo 2,8% de los 36 pacientes del grupo de control. Es más, 65% de los pacientes del grupo con ayuno intermitente que lograron la remisión tenían el diagnóstico de diabetes por más de 6 años. La estrategia consistió en 6 ciclos de 5 días de ayuno seguidos de 10 días ad libitum en el transcurso de 3 meses, con 3 meses de seguimiento (sin días de ayuno). A los 12 meses, 44% de los pacientes del grupo asignado a ayuno había mantenido la remisión de la diabetes (hemoglobina glucosilada media: 6,33%).
El ayuno intermitente también puede reducir el tiempo de exposición al ácido y mejorar los síntomas de las personas con enfermedad por reflujo gastroesofágico. En un pequeño estudio realizado en Estados Unidos, 25 participantes con presuntos síntomas de enfermedad por reflujo gastroesofágico se sometieron a una monitorización del pH durante 96 horas. El promedio de edad era de 43,5 años y 52% era de sexo femenino. Algo menos de la mitad de los participantes (44%) eran blancos y el índice de masa corporal medio era de 25,8 kg/m2. Se les pidió que siguieran su dieta normal durante las primeras 48 horas, seguidas de un ayuno de 16 horas y, a continuación, un intervalo de alimentación de 8 horas. Solo 36% de los participantes cumplió en su totalidad la intervención; 84% lo cumplió parcialmente y siguió el tratamiento durante al menos 1 de los 2 días de ayuno. Los investigadores concluyeron que el cumplimiento de la intervención redujo 0,64% el tiempo medio de exposición al ácido. En los días de ayuno, el tiempo medio de exposición al ácido fue de 3,5%, frente a 4,3% de la dieta de referencia. La intervención también se asoció a una reducción de las puntuaciones de los síntomas de enfermedad por reflujo gastroesofágico. Tras el cuarto día, las puntuaciones eran de 9,9, frente a 14,3 tras el segundo día. Las puntuaciones de los síntomas de acidez se redujeron en 2,6 y las de reflujo, en 1,8. Cuando los investigadores compararon a los participantes que cumplieron totalmente el ayuno intermitente con los que sólo lo cumplieron parcialmente, los síntomas de enfermedad por reflujo gastroesofágico seguían mejorando, con una reducción en las puntuaciones de 3,2.
Por muy positivos que sean estos hallazgos, la práctica del ayuno intermitente puede tener consecuencias no deseadas. Nuevos hallazgos procedentes de Canadá indican que este cambio en la dieta puede estar relacionado con trastornos alimentarios, como comer en exceso, atracones, vómitos, uso de laxantes y ejercicio compulsivo. Los investigadores analizaron los datos de 2.700 adolescentes y adultos jóvenes de 16 a 30 años. La muestra incluía a mujeres, hombres y personas transgénero o no conformes con el género (TGNC). En total, 47% de las mujeres (n = 1.470), 38% de los hombres (n = 1.060) y 52% de las personas transgénero o no conformes con el género (n = 225) declararon haber practicado el ayuno intermitente durante el último año. En el caso de las mujeres, seguir esta práctica en los últimos 12 meses y en los últimos 30 días se asoció significativamente con todos los trastornos de la conducta alimentaria, así como con puntuaciones globales más altas en el Cuestionario de Examen de Trastornos de la Conducta Alimentaria (EDE-Q). En el caso de los hombres, el ayuno en los últimos 12 meses se asoció significativamente con el ejercicio compulsivo y con puntuaciones más altas. En el caso de las personas transgénero o no conformes con el género, el ayuno se asoció positivamente con puntuaciones globales más altas en el cuestionario.
Desde la posibilidad de ayudar a pacientes con enfermedad por hígado graso no alcohólico, diabetes de tipo 2 y enfermedad por reflujo gastroesofágico hasta la necesidad de más investigaciones sobre las implicaciones a largo plazo de esta práctica dietética, varios hallazgos importantes sobre el ayuno intermitente lo convirtieron en la Tendencia clínica de la semana.