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Afecciones persistentes al COVID-19 y afecciones posteriores al COVID-19
Afecciones posteriores al COVID-19
Algunas personas que se infectaron por el virus que causa el COVID-19 pueden tener efectos a largo plazo por la infección, conocidos como afecciones posteriores al COVID-19 (PCC, por sus siglas en inglés) o afecciones persistentes al COVID-19. La definición práctica de afecciones posteriores al COVID-19 fue creada por el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) conjuntamente con los CDC y otros socios.
Las personas llaman a las afecciones posteriores al COVID-19 por varios nombres, tales como COVID-19 persistente, COVID-19 de larga duración, COVID-19 posagudo, secuelas posagudas de la infección por el SARS CoV-2 (PASC, por sus siglas en inglés), efectos a largo plazo del COVID-19 o COVID-19 crónico.
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Lo que necesita saber
- Las afecciones posteriores al COVID-19 pueden incluir una amplia variedad de problemas de salud en curso; dichas afecciones pueden durar semanas, meses o años.
- Las afecciones posteriores al COVID-19 son más frecuentes en personas que se enfermaron gravemente a causa del COVID-19, pero cualquier persona que se haya infectado por el virus que causa el COVID-19 puede tener afecciones posteriores al COVID-19.
- Las personas que no están vacunadas contra el COVID-19 y que se infectan pueden tener mayor riesgo de sufrir afecciones posteriores al COVID-19 en relación con las personas que se vacunaron.
- Si bien la mayoría de las personas con afecciones posteriores al COVID-19 tiene evidencia de infección por el virus o se ha enfermado a causa del COVID-19, en algunos casos, es posible que una persona con afecciones posteriores al COVID-19 no haya dado positivo en la prueba de detección o ni siquiera haya sabido que estaba infectada.
- Los CDC y sus socios están estudiando para conocer más acerca de quiénes tienen afecciones posteriores al COVID-19 y por qué, incluso si los grupos que sufrieron un impacto desproporcionado por el COVID-19 tienen mayor riesgo.
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En julio del 2021, se añadió el “COVID-19 persistente”, también conocido como afecciones posteriores al COVID-19, como una afección reconocida que podría resultar en una discapacidad en virtud de la Ley sobre Estadounidenses con Discapacidades (ADA). Más información: Guía sobre “afecciones persistentes al COVID-19” como discapacidad conforme a la ADA
Acerca de las afecciones persistentes al COVID-19 y afecciones posteriores al COVID-19
Las afecciones posteriores al COVID-19 son una variedad de problemas de salud nuevos, recaídas o afecciones crónicas que sufren las personas después de infectarse por el virus que causa el COVID-19. La mayoría de las personas con COVID-19 mejora al cabo de unos días o semanas, así que las afecciones posteriores al COVID-19 pueden detectarse recién a partir de las cuatro semanas posteriores a la infección. Todas las personas que se infectaron pueden tener afecciones posteriores al COVID-19. La mayoría de las personas con afecciones posteriores al COVID-19 tuvieron síntomas días después de enterarse de que tenían COVID-19, pero algunas personas que tuvieron afecciones posteriores al COVID-19 nunca supieron que se habían infectado.
No hay una prueba para determinar si sus síntomas o su afección es consecuencia del COVID-19. Las afecciones posteriores al COVID-19 no son una única enfermedad. Su proveedor de atención médica considera un diagnóstico de afecciones posteriores al COVID-19 con base en su historial previo de infección, que incluye si le diagnosticaron COVID-19 mediante una prueba de detección con resultado positivo o por los síntomas o exposición, así como un examen de salud.
Síntomas
Las personas con afecciones posteriores al COVID-19 (o afecciones persistentes al COVID-19) pueden tener varios síntomas.
Las personas con afecciones posteriores al COVID-19 pueden tener diversos síntomas que pueden durar semanas, meses o incluso años después de la infección. A veces, los síntomas pueden desaparecer o reaparecer.
Es posible que las afecciones posteriores al COVID-19 no afecten a todos de la misma manera. Las personas con afecciones posteriores al COVID-19 pueden tener problemas de salud con diferentes tipos y combinaciones de síntomas durante diferentes periodos. Aunque los síntomas de la mayoría de los pacientes mejoran lentamente con el tiempo, hablar con su proveedor de atención médica acerca de sus síntomas posteriores al COVID-19 podría ayudar a identificar nuevas afecciones. Para algunas personas, las afecciones posteriores al COVID-19 pueden durar semanas, meses o años después de haber tenido COVID-19 y a veces pueden provocar una discapacidad.
Las personas con afecciones posteriores al COVID-19 suelen notificar lo siguiente:
Síntomas generales (no es una lista exhaustiva)
- Cansancio o fatiga que interfiere con la vida diaria
- Síntomas que empeoran después de un esfuerzo mental o físico (también conocido como “malestar general posterior al esfuerzo”)
- Fiebre
Síntomas respiratorios y cardiacos
- Dificultad para respirar o falta de aire
- Tos
- Dolor de pecho
- Corazón que late rápido o muy fuerte (conocido como palpitaciones)
Síntomas neurológicos
- Dificultad para pensar o concentrarse (a veces denominada “neblina mental”)
- Dolor de cabeza
- Problemas para dormir
- Mareos (desvanecimiento) al ponerse de pie
- Sensación de hormigueo
- Alteraciones del gusto o el olfato
- Depresión o ansiedad
Síntomas digestivos
- Diarrea
- Dolor estomacal
Otros síntomas
- Dolor muscular o en las articulaciones
- Sarpullido
- Cambios en los ciclos menstruales
Síntomas difíciles de explicar y manejar
Algunas personas con afecciones posteriores al COVID-19 tienen síntomas que no se manifiestan a través de pruebas ni son fáciles de manejar.
Las personas con afecciones posteriores al COVID-19 pueden tener síntomas difíciles de explicar y manejar. Las evaluaciones clínicas y los resultados de los análisis de sangre de rutina, las radiografías de tórax y los electrocardiogramas pueden ser normales. Los síntomas son similares a los que presentan las personas con ME/CFS (encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica) y otras enfermedades crónicas menos conocidas que pueden aparecer después de otras infecciones. Las personas con estos síntomas inexplicables pueden ser interpretadas incorrectamente por sus proveedores de atención médica, por lo que es posible que tarden mucho en recibir un diagnóstico y la atención o el tratamiento adecuados.
Revise estos consejos para prepararse para una cita con el proveedor de atención médica por afecciones posteriores al COVID-19.
Afecciones
Algunas personas tienen nuevas afecciones después del COVID-19.
Algunas personas, especialmente las que se enfermaron gravemente a causa del COVID-19, sufren efectos multiorgánicos o afecciones autoinmunitarias con síntomas que duran semanas, meses o incluso años después de tener COVID-19. Los efectos multiorgánicos pueden afectar a varios órganos, incluido el corazón, los pulmones, los riñones, la piel y el cerebro. Como resultado de estos efectos, las personas que tuvieron COVID-19 pueden ser más propensas a tener nuevas afecciones tales como diabetes, afecciones cardiacas, problemas de coagulación o afecciones neurológicas que las personas que no tuvieron COVID-19.
Las personas que están gravemente enfermas pueden tener problemas de salud
Las personas gravemente enfermas, hospitalizadas o bajo tratamiento pueden tener problemas como el síndrome pos cuidados intensivos (PICS, por sus siglas en inglés).
El PICS se refiere a los efectos en la salud que pueden aparecer cuando una persona está en una unidad de cuidados intensivos (UCI), y que pueden persistir después de que la persona regrese a casa. Estos efectos pueden incluir debilidad muscular, problemas para razonar y discernir, y síntomas de trastorno de estrés postraumático (TEP), una reacción crónica a un evento muy estresante. Si bien el PICS no se refiere específicamente a la infección por el SARS-CoV-2, puede ocurrir y contribuir a la experiencia de la afección posterior al COVID-19 de una persona. Para las personas que tiene el PICS después de un diagnóstico de COVID-19, es difícil determinar si estos problemas de salud son causados por haberse enfermado gravemente, por el virus o por una combinación de ambos.
Personas más propensas a tener afecciones persistentes al COVID-19
Algunas personas pueden correr más riesgo de tener afecciones posteriores al COVID-19 (o COVID-19 persistente).
Los investigadores están tratando de entender qué personas o grupos de personas tienen más probabilidades de tener afecciones posteriores al COVID-19 y cuál es el motivo. En algunos estudios se ha demostrado que las afecciones posteriores al COVID-19 pueden afectar más a ciertos grupos de personas. A continuación se dan ejemplos, pero no de una lista exhaustiva de personas o grupos que podrían correr más riesgo que otros grupos de tener afecciones posteriores al COVID-19:
- Las personas que se enfermaron gravemente a causa del COVID-19, especialmente las que han sido hospitalizadas o recibieron cuidados intensivos.
- Las personas que tenían afecciones subyacentes antes del COVID-19.
- Las personas que no se vacunaron contra el COVID-19.
- Las personas que tienen síndrome inflamatorio multisistémico (MIS, por sus siglas en inglés) durante la infección por el COVID-19 o posteriormente.
Las inequidades en el acceso a la salud pueden afectar a las poblaciones en riesgo por el COVID-19 persistente
Algunas personas corren mayor riesgo de enfermarse a causa del COVID-19 según el lugar donde viven o trabajan o porque no pueden recibir atención médica. Las inequidades en la salud pueden hacer que algunos miembros de grupos de minorías raciales o étnicas y algunas personas con discapacidades corran mayor riesgo de tener afecciones posteriores al COVID-19. Los científicos están investigando algunos de los factores que pueden hacer que estas comunidades corran mayor riesgo de infectarse o tener afecciones posteriores al COVID-19.
Prevenir las afecciones persistentes al COVID-19
La mejor forma de prevenir las afecciones posteriores al COVID-19 es protegerse y proteger a los demás para evitar infectarse. Para las personas que son elegibles, los CDC recomiendan mantenerse al día con las vacunas contra el COVID-19, además de mejorar la ventilación, hacerse pruebas de detección del COVID-19 de ser necesario y acudir para recibir tratamientos para el COVID-19 si es elegible. Otras medidas preventivas incluyen evitar el contacto cercano con personas con COVID-19 confirmado o presunto, seguir el protocolo de higiene de manos, que significa lavarse las manos con agua y jabón por al menos 20 segundos.
Las investigaciones sugieren que hay menos probabilidades de que las personas que están vacunadas pero se infectan por el virus (infección en vacunados) notifiquen afecciones posteriores al COVID-19, a diferencia de las personas que no están vacunadas.
Aprenda más sobre cómo protegerse y proteger a los demás del COVID-19.
Vivir con afecciones persistentes al COVID-19
Vivir con una afección posterior al COVID-19 puede ser difícil, especialmente cuando no hay respuestas o soluciones inmediatas.
Sin embargo, las personas que tienen afecciones posteriores al COVID-19 pueden atenderse con un proveedor de atención médica para obtener un plan de control médico personal que les ayude a mejorar los síntomas y su calidad de vida. Revise estos consejos para prepararse para una cita con el proveedor de atención médica por afecciones posteriores al COVID-19. Además, existen muchos grupos de apoyo organizados que pueden ayudar a los pacientes y a sus cuidadores.
Aunque las afecciones posteriores al COVID-19 parecen ser menos frecuentes en niños y adolescentes que en adultos, sí pueden manifestarse efectos a largo plazo después del COVID-19 en niños y adolescentes.
Datos sobre las afecciones persistentes al COVID-19
Se están realizando estudios para conocer más acerca de las afecciones posteriores al COVID-19 y cuántas personas tienen estas afecciones.
Los CDC están utilizando varios enfoques para estimar cuántas personas tienen afecciones posteriores al COVID-19. Cada enfoque puede armar una pieza del rompecabezas para darnos una mejor idea de quiénes tienen afecciones posteriores al COVID-19. Por ejemplo, en algunos estudios se busca la presencia de afecciones posteriores al COVID-19 con base en los síntomas mencionados por el paciente, mientras que en otros se recopilan los síntomas y afecciones que figuran en los registros médicos. En algunos estudios se pone la atención solo en personas que han sido hospitalizadas, mientras que en otros se incluye a personas que no han sido hospitalizadas. Las estimaciones de la cantidad de personas que tienen afecciones posteriores al COVID-19 pueden ser muy diferentes dependiendo de quiénes hayan sido incluidos en el estudio y de cómo y cuándo se recopiló la información para el estudio. Las estimaciones de la proporción de personas que tuvieron COVID-19 y experimentan afecciones posteriores al COVID-19 pueden variar.
Los CDC publican datos sobre afecciones posteriores al COVID-19 que aportan análisis; el más reciente está disponible en la Encuesta Household Pulse de la Oficina del Censo de los Estados Unidos.
Los CDC y otras agencias federales, así como instituciones académicas y organizaciones de investigación, están trabajando para obtener más información acerca de los efectos en la salud a corto y largo plazo asociados al COVID-19, quiénes los padecen y por qué.
Los científicos también están aprendiendo más acerca de cómo las nuevas variantes podrían incidir en los síntomas posteriores al COVID. Aún estamos aprendiendo hasta qué punto ciertos grupos corren un mayor riesgo y si diferentes grupos de personas tienden a experimentar diferentes tipos de afecciones posteriores al COVID-19. Estos estudios, incluidos por ejemplo INSPIRE de los CDC y el estudio de los NIH, RECOVER, nos ayudarán a entender mejor las implicaciones de las afecciones posteriores al COVID-19 y qué tratamiento pueden brindar los proveedores de atención médica para ayudar a los pacientes con estos efectos de más largo plazo. Los CDC seguirán compartiendo información con los proveedores de atención médica para ayudarles a evaluar y manejar estas afecciones.
Los CDC están trabajando para:
- Identificar mejor los síntomas y diagnósticos más frecuentes de los pacientes con afecciones posteriores al COVID-19.
- Saber con exactitud cuántas personas tienen afecciones posteriores al COVID-19 y con qué frecuencia las personas infectadas por el COVID-19 luego tienen afecciones posteriores al COVID-19.
- Conocer más sobre los factores de riesgo, incluidos qué grupos pueden tener más riesgo y si diferentes grupos tienen diferentes síntomas.
- Ayudar a entender cómo las afecciones posteriores al COVID-19 limitan o restringen la actividad diaria de las personas.
- Ayudar a identificar a los grupos que se vieron más afectados por las afecciones posteriores al COVID-19, que no tienen acceso a la atención y el tratamiento de las afecciones posteriores al COVID-19, o que sufren el estigma.
- Comprender mejor el rol que cumple la vacunación en la prevención de las afecciones posteriores al COVID-19.
- Colaborar con grupos de profesionales de la salud para crear y ofrecer guías clínicas y otros materiales educativos para los proveedores de atención médica, los pacientes y el público en general.
Fuente: Afecciones persistentes al COVID-19 y afecciones posteriores al COVID-19 | CDC