Medical Health Cluster

29 enero, 2023

La atención al envejecimiento en México es escasa y el panorama a futuro es desalentador

Entre los principales desafíos encaminados a brindar y garantizar atención plena a los adultos mayores que enfrenta México destacan el déficit de especialistas en geriatría, los recursos económicos sin crecimiento sustancial, la invisibilización y discriminación a personas mayores, la inaccesibilidad a cuidados de largo plazo y el desinterés por una vejez saludable, entre otros.

En 2020 el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador lanzó el Programa de acción específico en atención al envejecimiento, que contempla esfuerzos para atender síndromes geriátricos, así como enfermedades crónicas que causan discapacidad en personas adultas mayores, como depresión, deterioro cognitivo, caídas, diabetes e hipertensión, entre otras.

Si bien el presupuesto para este sector de la población ha tenido incrementos, como en el caso del Instituto Nacional de Geriatría, que para 2023 contará con 83’213.764 pesos, de los que 20% se destinará a la formación de recursos humanos y 62% a la investigación, es difícil saber con exactitud cuántos recursos y cómo se ejercen en organismos como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), los Servicios de Salud de Petróleos Mexicanos (PEMEX), la Secretaría de Marina (SEMAR) y la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) en beneficio de este grupo etario.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en México habitan 17’958.707 personas de 60 años y más, consideradas adultas mayores, de las que 12’100.000 se encuentran afiliadas a algún servicio de salud, sin embargo, esto no necesariamente equivale a una buena cobertura médica.

“Se estima que hacia 2050 haya cerca de 20 millones de adultos mayores que sin duda necesitarán servicios especializados en geriatría y a pesar de que acceden a la seguridad social, los proveedores de la salud no tienen experiencia en este rubro y en consecuencia no hay una atención buena, no se controlan con efectividad las enfermedades crónicas y hay más probabilidad de un deterioro funcional”, informó a Medscape en español el Dr. Luis Miguel Gutiérrez Robledo, geriatra y exdirector del Instituto Nacional de Geriatría.

A este panorama agregó que los mexicanos que rondan los 30 y 40 años son los que peor salud tienen debido al aumento de malos hábitos, peores condiciones laborales y desinterés/desconocimiento por alcanzar una vejez saludable.

“No se visualiza la pantalla completa, no solo hay que enfocarse en los 17 millones de adultos mayores que tiene el país, en alcanzar una atención integral y en dejar de discriminar a esta población, sino que debemos pensar en las nuevas generaciones que indudablemente rebasarán los 60 años y que en estos momentos no cuidan de su salud por las razones que sea, lo que provocará que en lugar de cerrar la brecha entre esperanza de vida y vida saludable, la ensanchemos”, destacó.

Actualmente la esperanza de vida en el país es de 75,1 años en promedio; 78 para las mujeres y 72,5 para los hombres, pero la esperanza de vida saludable es de 65 años y la esperanza de vida con discapacidad es de 10,5 a 12 años.

El Dr. Jonathan Mortera Casillas, geriatra y especialista en medicina interna, señaló: “COVID-19, diabetes y enfermedades del corazón son las principales causas de muerte entre los mexicanos mayores de 60 años, lo que es preocupante si se toma en cuenta que los diagnósticos de diabetes se hacen cada vez más en población que apenas supera la treintena, lo que merma la calidad de vida de los pacientes y, por tanto, su vejez”.

Agregó que al menos 6 de cada 10 adultos mayores en el país viven con una enfermedad crónica y 3 de cada 10 con dos o más enfermedades crónicas que impactan negativamente en su esperanza de vida saludable. Ante este panorama es necesario hacer esfuerzos gubernamentales, institucionales e individuales para brindar un manejo integral del envejecimiento.

“Posiblemente una persona va a vivir entre 75 y 77 años, pero cuántos de ellos realmente estará sano; la estadística dice que al menos 10 años de su vida va a ser dependiente, ya sea de un cuidador o de sus familiares. Si en el mejor de los casos cuenta con seguridad social no tendrá que desembolsar recursos para tratar sus enfermedades, pero no podemos permitir que en 2, 5, 10, 15 o 20 años tengamos la misma situación, hay que integrar las acciones gubernamentales, de las instituciones de salud y de cada persona, ya sea adulta mayor o en camino a esta etapa de su vida, para empezar a tener resultados positivos y claros”.

¿Geriatras suficientes?

La respuesta a esta pregunta es clara: no existen médicos especializados en geriatría o gerontología suficientes en un país que avanza hacia la madurez de su población.

El Programa de Acción Específico señala que hasta 2019 había 615 geriatras certificados en México, un especialista por cada 14.205 personas mayores y aun cuando la tasa de utilización de los servicios de salud de este grupo de edad es de 11,4%, el sistema actual no obedece a las necesidades hospitalarias ni en términos de prevención, diagnóstico oportuno, tratamiento efectivo y rehabilitación en enfermedades no transmisibles.

El Dr. Gutiérrez resaltó que de las 10 principales causas de años de vida pérdida ajustados por discapacidad en la población mayor de México, 7 enfermedades están relacionadas con la edad: diabetes, cardiopatía isquémica, enfermedad renal crónica, enfermedades de los órganos sensoriales, enfermedad de Alzheimer y otras demencias, enfermedades cerebrovasculares y enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

“Son claramente insuficientes los geriatras en México; estamos 10 veces por debajo de la cifra que se necesita para ofrecer mejores servicios de salud. Vemos que los mexicanos no rebasan los 63 años con buena salud, viven de diez a 15 años con enfermedades, discapacidad y dependencia, además, tener afiliación a una institución no hace gran diferencia porque no hay servicios dedicados exclusivamente a los adultos mayores”.

A pesar de que en la mayoría de escuelas de medicina se incorporan programas de formación de pregrado en geriatría no existe una formación de recursos humanos a gran escala; solo en el Examen Nacional para Aspirantes a Residencias Médicas (ENARM) 2022 se abrieron 428 plazas de geriatría para médicos nacionales y 5 para médicos extranjeros.

“México necesitaría formar a más de 2.000 geriatras en la próxima década para satisfacer las necesidades de su población, porque si esto no se corrige seguiremos viendo Departamentos de Geriatría centralizados, es decir, hasta 2010 había datos de 21 departamentos con estos servicios, la mayoría ubicada en la capital del país y aunque hay servicios especializados en algunos hospitales de tercer nivel, a veces los esfuerzos van quedando en el olvido porque no son una prioridad y no existe un enfoque integral en la atención de las personas mayores”.

El Dr. Mortera puntualizó que es claro que las necesidades de los adultos mayores no podrán resolverse únicamente por médicos geriatras, pero es fundamental que haya una formación en esta especialidad y en subespecialidades como cardiología geriátrica, además de una buena relación con expertos en otras áreas para satisfacer las necesidades de los pacientes.

“Por años ha habido debates acerca de si una persona mayor debe ser atendida por un geriatra o por un especialista en medicina interna o especializado en otras áreas, que ha dado seguimiento a sus enfermedades; la respuesta es que necesita a ambos, no podemos mantener este pensamiento de mandar a los adultos mayores con el geriatra para que les acompañe al término de su vida, cuando ya no hay nada que hacer: tenemos que atender a los pacientes con la perspectiva requerida, que abone a una mayor independencia y a una mejor calidad de vida”.

El especialista enfatizó que la necesidad de un geriatra radica en que al hacer equipo con un nefrólogo, gastroenterólogo, cardiólogo y demás especialistas que por años han atendido a una persona con determinada enfermedad, se personalizan los tratamientos para evitar síndromes geriátricos, se prevén situaciones como desnutrición, demencia o por lo menos se tratan de una manera efectiva y se evita la prescripción inadecuada de fármacos.

Cuidados a largo plazo: una utopía

En México existen entre 13 y 14 millones de personas mayores de 60 años. Una de cada 10 es dependiente de cuidados, 3 de cada 10 requieren ayuda parcial y 6 de cada 10 son independientes.

El Dr. Gutiérrez indicó que esto se debe a que el país carece de un sistema formal de atención a largo plazo dirigido a los adultos mayores, aunque existen programas federales y estatales, muchos quedan en el olvido o se ven rebasados, además de que la mayoría de esta población es cuidada por un familiar y no por un especialista en la materia.

“Hay esfuerzos, eso es indudable, por ejemplo, el Instituto de Geriatría trabaja en la atención integral y a largo plazo, al menos todas las instituciones de salud cuentan con centros de día para brindar cuidados que responden a la pérdida de autonomía de una persona, el problema es que no hay personal suficiente para atenderlos, lo que impide que operen a 100% y también tenemos una respuesta reacia por parte de los pacientes y sus familiares porque todavía está muy interiorizada la idea de que un familiar te va a cuidar mejor que nadie, pero la realidad es que se requieren conocimientos específicos”.

De acuerdo con datos del ENASEM 2018, de las personas que residen en su hogar se estima que alrededor de 2’438.648 de personas mayores son dependientes para realizar sus actividades básicas, de las cuales 1’318.415 se clasifican como personas que viven con dependencia grave de acuerdo con sus necesidades de cuidados.

De las personas que viven con dependencia leve, 41,17% recibe cuidados y de los que viven con dependencia grave, 62,94% recibe cuidados. Destaca que 93,43% de las personas que cuidan a personas mayores dependientes son sus familiares y solo 3,37% se reporta como cuidadores pagados.

“También es una realidad que pagar por cuidadores certificados es caro, se estima que el costo de los cuidados de las personas de más de 60 años con una dependencia funcional en México es de 2,4 billones de dólares por año, por eso la permanencia de los centros de día debe ser prioridad, porque la no atención también influye en la discriminación hacia las personas mayores”.

El Dr. Gutiérrez subrayó que por años se ha asociado a los adultos mayores con términos como “achaque”, palabra que a su consideración debe desaparecer del lenguaje no solo médico, sino entre la sociedad.

“Discriminamos cuando asociamos a las personas adultas mayores con enfermedad, con alguien que se queja mucho y eso nos lleva muchas veces a subestimar enfermedades graves, porque si nos dicen que están fatigados o con problemas para respirar, pensamos que son ‘achaques’ cuando se puede tratar de insuficiencia cardiaca y así entramos en un círculo vicioso de discriminación y falta de atención integral”, destacó.

Modelos de salud especializados, respuesta inmediata

Los hospitales no son amigables con los adultos mayores, por lo cual los esfuerzos se han centrado en una atención ambulatoria y en hospitalizaciones únicamente en casos extremos, lo que el Dr. Mortera considera idóneo pero irreal en un país donde crecen las enfermedades crónicas que merman la calidad de vida de las personas.

“Claro que si llevas a un adulto mayor que necesita de un bastón para movilizarse, de aparatos auditivos, dentadura o lentes a un hospital en donde para ingresarlo le quitan la mayoría de sus pertenencias, en lugar de ayudarlo veremos resultados negativos, cuadros depresivos, ansiedad y enojo, por lo que debemos contar con espacios amigables, centros de día en donde puedan hacer actividades recreativas, convivir con otras personas de su edad; desafortunadamente ni los mejores hospitales privados priorizan estos servicios y es donde la política pública debe incidir”, resaltó.

Añadió que para 2024 es casi imposible que el Programa de Acción Específico se cumpla a cabalidad, sobre todo por la falta de “voluntad política” y llamó a las instituciones de salud a trabajar en un sistema verdaderamente pensado para atender a la población de edad avanzada.

“Vamos a llegar a una nueva administración sin un sistema de salud similar al de Dinamarca o Noruega, esa es la verdad, aun así podemos generar cambios, no abandonando los esfuerzos que ya hay como clínicas geriátricas, hay que exigir a nuestras autoridades que los recursos se mantengan y crezcan y pensar no solo en nuestros adultos mayores de ahorita, sino en las generaciones venideras que tienen un panorama más sombrío ante la falta de pensión, de seguridad social y demás factores que podrían disminuir su esperanza de vida saludable”.

El Dr. Gutiérrez manifestó: “Adecuar los servicios de salud para atender las necesidades de la población adulta mayor es la respuesta para, pero también es necesario que la sociedad cambie hábitos para tener una mejor salud y crear redes que involucren al paciente, instituciones de salud y familia para tener mejores resultados”.

“El sistema de salud actual responde a la enfermedad aguda, es frágil cuando hablamos de atención a largo plazo, más cuando en estos grupos hay más de una enfermedad que atender, por eso el mayor reto que tenemos es que como pacientes entendamos que la activación física, buenos hábitos de alimentación y actitud proactiva nos ayudará a llegar a los 70, 80 o 90 años con buena salud y no solo eso, tenemos que integrarnos, tejer redes de acompañamiento para un menor riesgo de deterioro”, concluyó.


Fuente: https://espanol.medscape.com/verarticulo/5910335?src=soc_fb_230127_mscpsp_news_misc_geriatria&faf=1#vp_1

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