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17 agosto, 2021

COVID-19 después de la vacunación: el papel de los anticuerpos neutralizantes

Después de la vacunación contra la COVID-19, el riesgo de infectarse con el virus de todos modos se correlaciona con el nivel de anticuerpos neutralizantes anti-SARS-CoV-2 presentes en la sangre en el momento de la infección. Esto se ve confirmado por un estudio prospectivo israelí, que también muestra que los individuos infectados después de haber sido vacunados con la vacuna de ARN mensajero de Pfizer/BioNTech presentan formas leves o asintomáticas de la enfermedad.[1]

“Cualquier enfermedad que induzca una respuesta inmune tiene sus propias características. En el caso de COVID-19, hoy reconocemos el predominio del papel de los anticuerpos neutralizantes frente a la respuesta celular en la prevención de la infección”, comentó a Medscape en francés Cyril Cohen, del Laboratorio de Inmunoterapia en la Bar-Ilan University, en Ramat Gan, Israel, especialista en inmunología y asesor sobre las vacunas contra el SARS-CoV-2 para el Ministerio de Salud Israelí.

¿Un marcador de refuerzo de la vacuna?

Frente a la infección por SARS-CoV-2, el papel de la respuesta celular, a través de los linfocitos T en particular, aún no está claramente definido. Hasta ahora, los especialistas han tendido a considerar que podría ser suficiente mantener la protección en el tiempo y compensar la pérdida gradual de anticuerpos neutralizantes tras la inmunización. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que mantener estos anticuerpos sigue siendo fundamental.

“Este nuevo estudio confirma que existe un vínculo entre el nivel de anticuerpos neutralizantes medidos en la sangre y el riesgo de desarrollar COVID-19”, comentó el inmunólogo. Después de la vacunación “las células T ciertamente brindan protección, pero los anticuerpos claramente tienen un mayor impacto” en la prevención de infecciones.

Esta mejor comprensión de la respuesta inmune lleva a considerar un ajuste de la estrategia preventiva frente a la infección por SARS-CoV-2, sobre todo porque cada vez es más evidente que la inmunidad adquirida tras la vacunación pierde su eficacia más allá de los seis meses.

Por lo tanto, se podrían desarrollar nuevas recomendaciones basadas en estos resultados.  “En un paciente mayor de 60 años, vacunado desde hace más de seis meses y que presenta una serología negativa, creo que es necesario recomendar tomar una tercera dosis de vacuna, sobre todo si presenta además comorbilidades”, sugirió Cohen.

Los resultados de este estudio también se presentaron al gobierno israelí para apoyar el lanzamiento de una nueva campaña para administrar una tercera dosis de vacuna a personas mayores de 60 años, dijo. Esta campaña se inició a finales de julio en Israel ante el aumento de las hospitalizaciones por COVID-19, especialmente entre los pacientes de edad avanzada vacunados hace más de seis meses.

Mayormente en el personal de enfermería

El objetivo del estudio realizado por el Dr. Moriah Bergwerk y su equipo en el Sheba Medical Center, en Ramat Gan, Israel, fue caracterizar las infecciones por SARS-CoV-2 que ocurren en individuos vacunados. Para ello, se centraron en los equipos que trabajan en su centro, es decir, más de 12.500 participantes. De estos, 91% recibió las dos dosis de la vacuna de ARN de Pfizer/BioNTech entre diciembre de 2020 y abril de 2021.

El estudio se inició poco después del inicio de la vacunación para identificar casos de infección posvacunación. Se han realizado periódicamente pruebas de cribado del SARS-CoV-2 (pruebas de reacción en cadena de la polimerasa en tiempo real y pruebas rápidas de antígenos) a cualquier persona que presente síntomas potencialmente vinculados a la COVID-19 o que haya estado en contacto con otra persona afectada por la enfermedad.

En total, a 13,1% de los vacunados (n = 1,497) se les realizó una prueba por sospecha de infección. En 39 casos, la prueba fue positiva, es decir, una tasa de infección de 0,34% entre los vacunados. Cabe señalar que durante el estudio la variante delta, que se ha informado como más contagiosa, aún no representaba la mayoría de casos. La epidemia también estaba en fuerte declive en Israel.

Los resultados muestran que las personas infectadas después de la vacunación son principalmente del personal de enfermería (46%) y personal administrativo o de mantenimiento (26%). La mayoría son mujeres y la edad media es de 42 años. Los investigadores especifican que casi la mitad de las infecciones detectadas provienen de un familiar no vacunado que comparte la misma casa.

Tres veces menos anticuerpos

Los individuos se infectaron un promedio de 39 días después de recibir la segunda dosis de la vacuna. Un tercio de ellos resultó ser asintomático durante la enfermedad. El resto presentó síntomas leves y ninguno requirió hospitalización. Sin embargo, los síntomas persistieron más de seis semanas en 20% de ellos (pérdida del olfato, fatiga, tos, mialgias).

El nivel sérico de anticuerpos neutralizantes anti-SARS-CoV-2 se mostró en promedio tres veces más bajo en personas vacunadas infectadas en el momento de la infección, en comparación con el medido en personas vacunadas sin infección (proporción de 0,361; IC 95%: 0,165 a 0,787).  Además, el nivel máximo de anticuerpos alcanzado en el mes siguiente a la segunda dosis de vacuna es seis veces menor en los individuos infectados (proporción de 0,148; IC 95%: 0,040 a 0,548).

“Nuestros resultados sugieren que el pico de anticuerpos también se correlaciona con el nivel de protección contra la infección”, señalan los autores. Sin embargo, los investigadores consideran que se debe de evaluar si la disminución de anticuerpos es un buen indicador para saber cuándo administrar una tercera dosis de la vacuna. “El nivel de protección puede depender más de la respuesta inmune inicial”.

Un riesgo de transmisión a considerar

Los investigadores destacaron varias limitaciones del estudio. En primer lugar, los resultados se refieren a un pequeño número de personas infectadas. También es difícil extrapolar estos resultados a la población general, ya que los casos de infección se refieren a personas jóvenes y sanas. Y, dado que no todo el personal ha sido examinado, los casos asintomáticos pueden haber pasado desapercibidos.

En conclusión, los autores también subrayan el riesgo de transmisión del virus por personas vacunadas. Las raras infecciones que ocurren después de la vacunación representan un nuevo problema, ya que a menudo parecen asintomáticas, dicen. “Pueden representar un riesgo para las poblaciones vulnerables”.

Para prevenir este riesgo, “los cuidadores vacunados deben someterse a pruebas de forma sistemática, al menos mediante una prueba rápida de antígenos”, concluyó Cohen.

Cohen ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

https://espanol.medscape.com/verarticulo/5907528#vp_1


Créditos: Comité científico Covid

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